CNT Badajoz [17 de April de 2010]
Hemos dejado pasar unos días para ver qué pasaba con el Centro Marcelo Nessi y si había alguna asunción de responsabilidad por parte de alguien para dar nuestra opinión sobre un Centro que no cumple casi ninguna de las funciones para las que fue creado.
Pero lejos de pedir responsabilidades, las autoridades competentes lo que han hecho a sido intentar tapar los sucesos acontecidos y pedir autocensura a los medios de comunicación a través de la boca de la Consejera de Igualad y Empleo, Pilar Lucio, que pide “la máxima discreción y el máximo respeto” para no crear “efecto rebote” mediante el conocimiento de la realidad por la sociedad.
Estos hechos no son aislados
El silencio cómplice de todos los estamentos que tienen relación con este Centro ante la nefasta gestión y los graves hechos que en el mismo suceden, sólo se ve interrumpido cuando hay actos que no hay manera de disimular. La agresión que sufrió un interno el pasado año fue noticia porque se vieron imágenes de cómo era golpeado una vez reducido; o el que en un lapso de tiempo de diez días dos internos hayan intentado quitarse la vida (uno de ellos por partida triple) y tengan que ser llevados a la UCI, hace que no se puedan ocultar estos lamentables hechos.
Pero ¿cuántos intentos de suicidio ha habido desde que se ha abierto este Centro? ¿Cuántos se han consumado? Son datos que no sabemos y los que lo saben, se los callan. Cualquier empleado del Centro sabe la enorme cantidad de intentos de suicidio que ha habido en el Marcelo Nessi, bueno, ellos y los servicios de urgencia de los hospitales de Badajoz. Hay algo, por tanto, que no se está haciendo bien. No es posible que un chico intente suicidarse (tres veces seguidas) y ningún profesional del centro se de cuenta de su estado emocional, teniendo conocimiento, como tienen, de la depresión que el interno lleva arrastrando desde su entrada en el centro y sus continuos aislamientos por motivos muy subjetivos, y más sabiendo que no es la primera vez que lo intenta.
Y es aquí donde está uno de los mayores errores del Centro, en la falta de formación específica para las personas que trabajan allí. Desde ciertos vigilantes que solucionan cualquier conato a bofetada limpia, hasta los educadores, que ponen en práctica métodos pedagógicos de represión para conseguir que los chicos y chicas hagan lo que les dicen, lo que terminan haciendo, pero más por el temor al castigo que por convencimiento; y terminando por los cuidadores, que, por lo que sabemos, al ser las personas que más contacto tienen con los y las internas deberían exigir una formación adecuada a su puesto de trabajo. De la dirección del centro, tanto la política como la de gestión, mejor no hablamos para no vernos sometidos a posibles querellas, pero que no dudamos en calificar como responsables civiles criminales de cualquier suicidio o intento. Si son incapaces de gobernar el Marcelo Nessi, que se vayan.
Cuando un hijo nuestro es internado en este centro, no sólo está pagando por unos actos que las leyes consideran punitivos, sino que es toda la familia la que paga, ya que la incertidumbre con la que viven es muy grande porque apenas se les informa de los pasos que se dan para reintegrar al chico/a o se les oculta la medicación que toman, etc.
Hay que cerrar el Marcelo Nessi
Una sociedad avanzada no puede permitirse que las personas jóvenes que la componen, cuando son internados por cometer actos lesivos hacia el resto de miembros de esa sociedad, no tengan otra solución que el encarcelamiento y la tortura en centros que simulan ser lugares de integración y en los que nuestros hijos no van a encontrar ninguna oportunidad para volver a una vida social plena.
CNT - Badajoz
Estos hechos no son aislados
El silencio cómplice de todos los estamentos que tienen relación con este Centro ante la nefasta gestión y los graves hechos que en el mismo suceden, sólo se ve interrumpido cuando hay actos que no hay manera de disimular. La agresión que sufrió un interno el pasado año fue noticia porque se vieron imágenes de cómo era golpeado una vez reducido; o el que en un lapso de tiempo de diez días dos internos hayan intentado quitarse la vida (uno de ellos por partida triple) y tengan que ser llevados a la UCI, hace que no se puedan ocultar estos lamentables hechos.
Pero ¿cuántos intentos de suicidio ha habido desde que se ha abierto este Centro? ¿Cuántos se han consumado? Son datos que no sabemos y los que lo saben, se los callan. Cualquier empleado del Centro sabe la enorme cantidad de intentos de suicidio que ha habido en el Marcelo Nessi, bueno, ellos y los servicios de urgencia de los hospitales de Badajoz. Hay algo, por tanto, que no se está haciendo bien. No es posible que un chico intente suicidarse (tres veces seguidas) y ningún profesional del centro se de cuenta de su estado emocional, teniendo conocimiento, como tienen, de la depresión que el interno lleva arrastrando desde su entrada en el centro y sus continuos aislamientos por motivos muy subjetivos, y más sabiendo que no es la primera vez que lo intenta.
Y es aquí donde está uno de los mayores errores del Centro, en la falta de formación específica para las personas que trabajan allí. Desde ciertos vigilantes que solucionan cualquier conato a bofetada limpia, hasta los educadores, que ponen en práctica métodos pedagógicos de represión para conseguir que los chicos y chicas hagan lo que les dicen, lo que terminan haciendo, pero más por el temor al castigo que por convencimiento; y terminando por los cuidadores, que, por lo que sabemos, al ser las personas que más contacto tienen con los y las internas deberían exigir una formación adecuada a su puesto de trabajo. De la dirección del centro, tanto la política como la de gestión, mejor no hablamos para no vernos sometidos a posibles querellas, pero que no dudamos en calificar como responsables civiles criminales de cualquier suicidio o intento. Si son incapaces de gobernar el Marcelo Nessi, que se vayan.
Cuando un hijo nuestro es internado en este centro, no sólo está pagando por unos actos que las leyes consideran punitivos, sino que es toda la familia la que paga, ya que la incertidumbre con la que viven es muy grande porque apenas se les informa de los pasos que se dan para reintegrar al chico/a o se les oculta la medicación que toman, etc.
Hay que cerrar el Marcelo Nessi
Una sociedad avanzada no puede permitirse que las personas jóvenes que la componen, cuando son internados por cometer actos lesivos hacia el resto de miembros de esa sociedad, no tengan otra solución que el encarcelamiento y la tortura en centros que simulan ser lugares de integración y en los que nuestros hijos no van a encontrar ninguna oportunidad para volver a una vida social plena.
CNT - Badajoz
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