En el actual contexto de crisis económica del sistema, el Estado ha iniciado una oleada represiva que afecta a todos los niveles de la sociedad. El Estado desempeña el papel represor para mantener el orden establecido, y para ello, trata de extender su control a todos los sectores de la sociedad. Las calles están cada vez más llenas de cuerpos policiales, cámaras de video-vigilancia y seguridad privada entre otros medios de coacción. Muchos ejemplos (demasiados para incluir todos en un panfleto) podemos encontrar de esta oleada represiva: las brutales cargas y detenciones ejercidas por la policía en la manifestación antifascista de Vallekas, o las agresiones policiales en el juicio de Núria Pòrtulas, la detención de dos miembros de este mismo grupo y otro militante anticapitalista en Vallekas a los cuales se les acusa falsamente de haber atacado un establecimiento de comida basura… este clima represivo no solo se limita a Madrid si no que se extiende a todos los lugares de la geografía del Estado español.
La represión afecta también al ámbito sindical; aquelles trabajadores que deciden auto-organizarse y plantar cara a los abusos de la patronal, saliéndose fuera del sindicalismo de Estado, se ven expuestos al despido, al acoso y a innumerables ataques. La juventud recibe su buena dosis represiva, como no podía ser menos, ya sea mediante la violencia pura y dura, como podemos observar en la brutal represión ejercida contra les estudiantes en las manifestaciones contra el Plan Bolonia, o de una manera más sutil mediante su adoctrinamiento en las escuelas y facultades, o mediante el ocio dirigido.
Tampoco podemos obviar la represión que sufren nuestres compañeres preses, siendo el caso más notable (que no el único) la situación de Amadeu Casellas. Y como no podía ser de otra manera, el Estado no puede prescindir de los sectores de la extrema derecha y la Iglesia: el aumento de las agresiones de grupos fascistas, o las campañas de adoctrinamiento moral con la que la iglesia nos machaca día tras día. La violación de derechos fundamentales bajo la excusa de la “seguridad” y la “lucha antiterrorista”, los decretos municipales que impiden la difusión de propaganda a los movimientos sociales, las de sobra conocidas (y silenciadas) torturas en comisarías y cárceles, les detenides en las manifestaciones por la vivienda digna, aún en espera de juicio, o les procesades por el caso de Sant Pere Més Baix (4F), les detenides en la manifestación de apoyo a la revuelta griega en Madrid…
Esta labor de persecución a les disidentes está respaldada por uno de los pilares básicos del sistema: los medios de comunicación. Mediante la difusión de mentiras y de criminalización, las empresas de “comunicación de masas” se encargan de distorsionar la verdad y manipular a la “opinión pública”.
Ante esto, tanto a la juventud como a todo la clase trabajadora en general, solo nos queda auto-organizarnos y luchar, recuperar la solidaridad y el apoyo mutuo para resistir los ataques del capital, y pasar de una vez por todas de meras acciones de defensa contra la represión a acciones ofensivas contra el sistema, cuna de toda la injusticia. Solo mediante la destrucción del Estado, y la instauración de una sociedad sin clases, y sin ningún tipo de jerarquías, podremos convivir en un régimen de libertad y sin ningún tipo de coacción.
Grupo Anarquista Bandera Negra
Federación Iberica de Juventudes Anarquistas (Madrid)
bandera_ngra@hotmail.com
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