Es navidad y, como cada año, todo se tiñe del color de un anuncio televisivo, incluso los políticos. Los asesores de imagen y los depredadores de mercado afilan los últimos detalles para emborracharse de dinero durante estas fiestas y abundan unas frases que pretenden transmitir optimismo y esperanza ante un nuevo año en el que, según dicen, saldremos de la crisis.
“Hay que afrontar el año sin miedos”, dice Fernández Vara, con esa cara de preocupación tan ensayada que hace que una persona sin privaciones y en el poder parezca tan sensible a los problemas cotidianos. A propósito, José Antonio Monago pide “contra la recesión, austeridad”. Eso, en una Comunidad Autónoma (eufemismo ideologizante, claro), en el que estos personajes y otros de la alta política extremeña cobran como mínimo (si tenemos en cuenta sólo el sueldo público y no sumamos lo que ganan entre bambalinas) 4.000 euros, entre los que se lleva la palma Miguel Celdrán, alcalde de Badajoz, con un sueldo conocido de más de 70.000 euros al año. Por cierto, éste último ha pedido, como buen deseo de año nuevo, “que al final de 2010 se vea la luz”. Hay que tener la cara de acero para expresar los anhelos de gran parte del pueblo mientras no se comparten ni de lejos sus privaciones, mientras a costa de él mantiene su insultante opulencia.
Esta clase política parásita que se da la gran vida a costa de la gente a la que dice representar, gobierna en una región con más de un 20% de paradxs, y para que nos callemos nos hacen confiar en el “pacto social” que negociarán para vendernos de nuevo a todos frente a unos empresarios caníbales que no entienden de ética si no de beneficio.
En medio de este panorama nos venderán, desde sus sillones en el poder, sus soluciones como en un anuncio, con frases sonoras y esperanzadoras, pero vacías. Sorprendentemente consiguen que, aunque sepamos que al día siguiente de las elecciones todos van a traicionarnos, la mayoría de la gente acuda a votar esperando que todo se solucione. La verdad es que ellos no han solucionado nada más que su propia cartera y que si algo tiene que cambiar tenemos que hacerlo nosotrxs.
Esto ocurre porque tienen unos medios de promoción grandísimos, mediante pactos con empresas (ahora todo lo paga la publicidad), que les permite difundir sus mentiras en estéreo, en onda corta, larga, por vía satélite y terrestre, en color y en blanco y negro, en periódicos y revistas, y que todos traguemos diariamente unas mentiras que nos alienan y nos alejan cada vez más de la realidad de nuestras posibilidades.
Si gobiernan, es porque se lo hemos permitido. Ante esto, nos toca organizarnos, extender el apoyo mutuo y crear redes tanto de lucha como de autonomía e información.
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